jueves, 26 de agosto de 2010

Autoridades Preocupadas por el Abuso de Alcohol

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“En ningún tiempo se ha reprobado el uso de los guarapos y chichas, bebidas vinosas inventadas por la gentilidad en todas las Indias Occidentales a semejanza de los vinos en los países meridionales y de las cervezas en las regiones septentrionales de la Europa. Tomadas en cantidad embriagan por el espíritu ardiente que todas ellas contienen. Solo se reprueba y aun se declama, aquí como en todo el mundo, contra el abuso.”

En la Nueva Granada a finales del siglo XVIII, son las chicherías las que condensan todo un universo de censura y condena en términos de salud pública y moral, aunque también de economía y gobierno. Pero no solo estos espacios fueron objeto de crítica, la chicha igualmente fue blanco de reprobación y de múltiples medidas que pretendían impedir o controlar su elaboración y su consumo ante las funestas consecuencias que generaba su uso excesivo, desde el punto de vista de la salud, la moral y el orden público. Para las autoridades de la época la Chicha era una manifestación más del diablo y evidenciaba la barbarie de los habitantes de dichas tierras.



LEYENDAS DE LA NUEVA GRANADA, EL DIABLO EN PAÑALES (LEYENDA DE PAMPLONA SIGLO XVIII)

Esta historia que les relataré es una leyenda de la época colonial, y es muy popular aquí en la provincia de Pamplona, donde parte del folklore que lo enriquecen son sus leyendas .

Esta dice así; cierta vez, ya muy entrada la noche, circulaba en las callejuelas retorcidas y mal formadas de la ciudad un hombre en evidente estado de ebriedad, las calles eran alumbradas apenas con unos pequeños candiles que al reflejar las sombras formaban tétricas figuras fantasmagóricas, a lo cual el borrachín no daba muestra de sobresalto. Andando unos pasos más, escuchó levemente el llanto de un bebé, era un llanto ahogado. Se detuvo tambaleante pero ya no escuchó nada más que el aullar de los perros en la lejanía.

Andando unos metros más de nuevo escuchó ese llanto inconfundible, ahora si era claro era el llanto de un bebé que se escuchaba más fuerte, el hombre buscó en los rincones, y justo debajo del puente que cruzaba se hallaba la infortunada criatura rosada y regordeta que solo estaba cubierta por una pequeña manta. El hombre levantó al bebé sin antes maldecir a la desnaturalizada madre. Aún tambaleándose el hombre siguió su camino aún murmurando pestes contra la infame que dejó a su pequeño crío en semejante situación. No había llegado ni al siguiente faro y empezó a tener la impresión de que el niño pesaba un poco más. Avanzó 4 calles más y evidentemente se percató de que en chiquillo era más grande y más pesado, ya no podía con él, parecía que en lugar de niño llevaba un cerdito cargando, y se acercó a la luz del siguiente faro para ver bien al niño, levantó la manta y cuál fue su sorpresa al comprobar que efectivamente era un cerdo lo que llevaba cargando, el cual lo miró con los ojos encendidos, chasqueó los colmillos produciéndole el terror más profundo que se pueda sentir, lanzado al animal por los aires y exclamando un "Ave María Purísima" se echó a correr por las retorcidas calles empedradas, hasta la borrachera se le quitó.

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